12 jul 2009

Escribo

Escribo por escribir,
escribo por saciarse,
escribo por pensarte,
escribo por amarte
y por odiarme.
Escribo sobre temas plasmados y toqueteados,
sobre traición y amor,
sobre dinero y corrupción,
pero escribo y escribo sin escribir,
porque para escribir tienes que tener un propósito claro,
una ley,
una constitución autócrata y rectangular.

No,
yo no,
yo escribo por los cantares de los colibríes revoloteantes
de la primavera entrante que abundan a alegrías y canciones de cuna,
yo escribo por el drogado y por el amado,
escribo por los rascacielos que sacuden su cúspide con el supuesto terreno de nuestro creador cayado
ante el poder del billete verde.
Yo escribo por callar
y saciar mi sed de sentimientos revoloteados por el paso del tiempo,
escribo por calmar mi cariño y amor guardado estos últimos 16 años,
escribo por ti,
por mi y por nosotros,
por ustedes y por ellos,
escribo por la paz y de la guerra,
escribo por callar al demandante y sonreír al demandando.
Escribo por escribir,
sueño por soñar,
amo por amar
y pienso por cambiar,
escribo desde los confines del universo mediático
hasta los confines astrales y sentimentales,
escribo por sacarte una mínima sonrisa,
que destruiría la hambruna y el ansia de poder
de nuestra gente ignorante sobrada de poder.
Escribo por cambiar el mundo,
por cambiar realidades paralelas,
por cambiar burbujas de vida de placeres y conforts.
Escribo por sentirme vivo,
por vivir y por cambiar,
para darme cuenta que mi amor todavía no ha muerte o fallecido
ante la tiranía hermosa de la vida magnifica.


Escribir sin sentir
es como mirar sin ver,
es como pensar sin analizar
o sonreír sin alegrarse.

Mis sentimientos plasmados
en la materia seca de mis oraciones sin sentido
me cambian el ánimo oscuro y placentero que me trae el invierno
y me lo cambia por un viento matutino y sureño
alimentado por el aura cordillerana de la perfección geológica.
Mis palabras son como rosas platónicas,
mis oraciones como matorrales de hojas secas
y mis versos son como planetas ilusionadores
llenos de vida eterna que se alegran ante la salida del sol deslumbrante.
Ahí estoy yo,
viviendo solitario en mi planeta de versos sin sentido,
escribiendo en mi silla
contemplando el atardecer,
como principito,
como Vicente,
como yo.
Escribo por saber alimentar a pájaros voladores
y amados decepcionados,
por satisfacer a románticos apasionados
o simplemente para alegrar tu día mi amor.

Regido por ninguna ley superficial,
escribo tutelado y mandado por mi pensamiento sentimental,
vivo ante el régimen totalitario de mis sentimientos,
y escribo desde la misma perspectiva soñadora de libertad.
Así es como escribo y así es como sueño,
un mundo circular que gira perpetuamente en su eje de simbolismo mágico,
que sueña día a día lo que hará hoy día y no mañana,
que piense en los demás y que piensen en el,
que la corrupción sea tema añejo y que la maldad sea un mito urbano.

Así es como escribo,
y así es como escribiré,
soñando y pensando
en la utopía de mi corazón.

No hay comentarios: